
. Corren malos tiempos, parecemos estar desencantados. Se nos prometió el oro y el moro y ahora llega la triste realidad. Ya no se puede pagar todo aquello que hacía la vida más cómoda.
. Creo que la crisis no tiene la culpa de todo lo que sucede. No fue ella la que mandó vivir por encima de las posibilidades, ni la que hipotecó nuestro futuro. Fue la codicia, cómplice de nuestra desgracia, creando necesidades inexistentes.
. Habrá que ilusionarse de nuevo, aprender a vivir con menos cosas, a ser más solidarios, a ser respetuosos con el medio ambiente y a saber distinguir lo que es importante de lo que no lo es.
. Entonces, quizás podremos hablar de tiempos mejores.
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