Aquí y allá...
Sobre la bregada
carne
pende la espada.
El yo anterior ha
generado
un vacío grande,
muy grande.
Ahora se llena
de cosas pequeñas
que engrandecen el
alma:
Despertar la mañana
con el suave rayo de sol
posando en mi cara.
La alegría del
gorrión
saltando de rama en
rama.
el sol y su ocaso,
temblorosa mirada.
Todo el otoño en una sola
hoja escarlata.
La vida sigue y
allí
donde el tiempo no para
la luz,
el aliento y la palabra.