(Michael
Aaron Williams )
La
fortaleza surgida
de
la fragilidad
respira
en el espacio
que
une el aliento
a
la vida.
El
nada y el todo
frente
al espejo
para
encontrarse
a
sí mismo.
Fragmentos del ser
en
la escindida noche
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Su corazón
tallado en el bronce
de la desesperación y la muerte
quiere ser libre
y huye,
siempre adelante,
no se para
porque el miedo desvanece
el camino
Días y noches
sus pies
arrastran la nieve
a las trincheras del frío.
Allí hablan el lenguaje
de los muros.
De la nada hacia la nada.
Su cuerpo tiembla,
sus ojos se nublan de lágrimas,
sus labios apretados
se niegan a pronunciar palabra,
ayuda a su hija
a cruzar la alambrada
y piensa:
"La luz no tiene fronteras"