Ese deseo de fundirse
en uno mismo
cuando el que te nombra
no te conoce.
Tú que saliste a tientas
del más cálido útero de la tierra
tiritas en el corazón
del bosque humano.
Tu nombre,
esa injusta palabra
diluída en un instante.
Aliento ahuecado
que amarillea,
un intento de cobijo
que camina
hasta ese punto neutral
del universo.
Imagen:
del album de Luca Pierro
8 comentarios:
Los nombres caducan en las ramas del alma y el otoño los lleva a la madre tierra para renombrarse en primavera.
Bss
Bellísimo.
Todo lo que se necesita es amor...
(nada más, ni nada menos)
Besos querida Marisa.
Todos los huecos necesitan rellenarse, el vacío de la humanidad; también.
Hermoso de veras.
Besos.
Fundirse hasta ser, en el cálido cobijo que está en ese punto neutral del universo.
Todo lo que está fuera del bosque humano tiene un matiz de paz.
Precioso poema, querida Marisa.
Besos!!!
Como siempre Marisa, tus versos son de una especial delicadeza.
Amiga, retomo la andaza como bloguer, aunque despacio. Cada cosa tiene su tiempo. Y todos han sido buenos.
Un abrazo inmenso
mj
Todo necesita ser rellenado, con amor,con nombres,...
Besos
Ese deseo de fundirnos es el que transmites en tus versos, reconocer y reconocernos como parte de un todo, dentro de este universo que habitamos, sin nombres concretos , sabiéndonos que somos. Un gusto leerte. feliz día
Profundo y bello...
Muchos besos
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