domingo, 8 de febrero de 2009

Amor cerebral.

Lleva mucho tiempo sola, sin pareja. El trabajo, la familia y los amigos la cansan, la aburren, la estresan.
¡Decidido!, este fin de semana saldrá a festejar la noche. No echará la llave a su corazón , dejará la puerta abierta, para que se airee, que se refresque .
Apoyada en la barra de la discoteca, alguien se le acerca y le toca un hombro, se gira como si tocasen un resorte. La primera impresión no es mala pero su cerebro no percibe nada. Disimuladamente se aleja de aquel primer acercamiento. Se sienta en el sofisticado sofá y da un sorbo a su vaso.
Después de un buen rato, se da cuenta de que alguien la observa desde el ángulo menos iluminado del salón. Se levanta y viene hacia ella. Las sensaciones se agolpan. ¿Bailas?. Dijo un sí imperceptible. Una sinfonía de hormonas, neurotransmisores y substancias químicas entran en danza.
Ahora sí, ahora su cerebro le dice mucho. El cuerpo siente, el corazón se acelera se multiplican las sensaciones de placer y motivación.
Sabe que le ha alcanzado la flecha.

5 comentarios:

Susi DelaTorre dijo...

Marisa, más que amor-cerebral, es una atracción que puede llegar a sorprender. El inicio es la predisposición, esa sinfonía que dices...

Ojalá en tu historia, tu idea sea que estén juntos, sea el tiempo que sea, y que si se apartan, sean un poco más sabios!

Un abrazo fuerte!

Marisa dijo...

Vamos a decir que sí,que
pasó mucho tiempo y que
el cerebro no se equivocó
con la persona.
Ahora también sintonizan sus
corazones

Oscar García dijo...

Es el llamado "flechazo" jeje. No sé si será el olor, la apariencia, la genética o el estado de ánimo, pero esas cosas se notan cuando ocurren.
Un beso.

merce dijo...

Ese momento es magico y maravilloso ... y si despues sintonizan sus corazones...ooohhh
buenisimo!!!
Un abrazo grande.

Cesc Sales dijo...

Los flechazos existen, doy prueba de ello...

Un beso