Otoño de espiga dorada
y uva madura,
la palabra y el amor.
Todo lo que cuerpo
y alma necesita.
Pensativo interior,
que sonido a sonido,
sacia su voz
al calor del fuego.
Se derriba el frío
se acortan distancias
y sobre el techo
gemido de lluvia.
Pintura
Joaquín Sorolla
¡Abuela, abuela!
me dices,
con tu voz de veinte meses
llena de alegría,
y yo canto
y yo río,
sólo con mirarte
sólo con sentirte.
Tú me enseñas
a jugar con la imaginación
y los sueños.
Yo aprendo
a saltar el puente
del tiempo.
Y cuando tu sonrisa
se duerme en mis brazos
una reposada nana
acude a mis labios.