domingo, 12 de julio de 2015

Noche de estío

 















 Pintura
Henri de Toulouse-Lautrec



 A la sombra de mis fiebres
descansaba la vigilia

jadeante,
silenciosa,
colgada de mi cabeza
mientras la luna
dormía.

Aquel sueño extraviado
que llegaba a trompicones
para pedirnos asilo,
hizo que volviera a mí
un perfume de gardenia
y el dulce canto del mirlo.

El anhelado frescor
al reverdecer del día
ahuyentaba aquel sopor
de entre pliegues
de calor
que el corazón escondía.

¡Solo un dulce sabor
hasta el borde de mis labios
que de los suyos bebía!



 

6 comentarios:

Luján Fraix dijo...

Belleza de palabras en un instante único, en medio de un verano abrasador que invita al encuentro.
Precioso.
Un beso grande.

J.R.Infante dijo...

Una de las cosas que más me gusta de esta vida es el canto del mirlo. Tal como tú lo poetizas, mucho más.- Feliz verano, Marisa.- Un abrazo

De barro y luz dijo...

A la sombra de las fiebres reposan las cenizas, los aromas y los colores de lo que fue y lo que no pudo ser.


Bss

Sneyder C. dijo...

El bello canto der mirlo y sueños que parecen se hacen realidad.

Un cálido abrazo

Anónimo dijo...

¡Eureka!... Lo sabía, el elixir es la saliva.

Verónica Calvo dijo...

Qué noche de estío tan llena!!!

Precioso, querida Marisa, con tu grandeza.

Besos