
Si, ya sé que es una diosa con mucho poder en el Olimpo, pero no por ello tiene derecho a privarme de campos espectacularmente bellos.
Las margaritas empiezan a deshojarse, a las rosas les ocurre lo mismo, las lilas ya no expanden su delicado perfume, y así le irá ocurriendo a todas las demás.
Su vida es efímera, pero nos hacen la nuestra mucho más placentera.
Ellas me regalaban su color y oloroso perfume en mis visitas diarias.
Algunas hasta se ofrecían para adornar mis jarrones, pero nunca fui capaz de aceptar tal sacrificio, prefería el mayor tiempo posible su viva compañía.
Los rayos de sol ya calientan bastante y algunas de mis queridas flores me obsequiarán con deliciosos frutos.
Al final, esto se lo deberé a Juno.
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