lunes, 2 de marzo de 2020

Lluvia de marzo.













 


Cuando el tiempo y las palabras
se  pierden
en el tranquilo silencio
de los pinos,
solo hablan
las huellas de nuestros
pasos


Dejo que la lluvia
de esta tarde
se escurra entre mis dedos
y envuelvo con ternura
el regalo invisible
de los astros.

11 comentarios:

Alís dijo...


Y tanto que pueden contar nuestras huellas...

Bicos

Marisa dijo...


Gracias Alís
eres un encanto.

Un abrazo

Patricia K dijo...

Las huellas siempre permanecen...
Hermoso poema, saludos!

elguantederita dijo...

Qué poética la lluvia, yo hago lo mismo que hacen los portugueses cuando llueve.

elguantederita dijo...

La dejan caer

De barro y luz dijo...

¡Cuántas lágrimas se descuelgan de los delgados dedos de los pinos!


Bss

Joaquín Lourido dijo...

Nuestras huellas son sellos de identidad
que demuestran que ciertas pisadas
no son como las de Atila, pero con creatividad.

Un fuerte y cálido abrazo, Marisa.

Recomenzar dijo...

Muy bueno Me ha encantado un saludo desde Miami

Marisa dijo...

Gracias a todos
por parar en este
mi rincón de palabra
y sentimiento.

Un abrazo grande para todos.

J.R.Infante dijo...

Muy bello, Marisa. Por ahí con tanta lluvia no es de extrañar que surjan poemas como el que nos ofreces.- Un abrazo

LA ZARZAMORA dijo...

El rocío de la Naturaleza en comunión con los sentimientos.

Besos, Xanela.