Su corazón tallado en el bronce de la desesperación y la muerte quiere ser libre y huye, siempre adelante, no se para porque el miedo desvanece el camino
Días y noches sus pies arrastran la nieve a las trincheras del frío. Allí hablan el lenguaje de los muros. De la nada hacia la nada. Su cuerpo tiembla, sus ojos se nublan de lágrimas, sus labios apretados se niegan a pronunciar palabra, ayuda a su hija a cruzar la alambrada y piensa: "La luz no tiene fronteras"