Esas horas que pasan
en raudo vuelo
de golondrina.
Esas de las que nadie
es su dueño,
las podré amar
porque soy y seré
todo lo que ellas me dieron,
toda su esencia
envejecida.
Seguiré aprendiendo
a no malgastarla
a perfumarme con ella,
a ser parte de la vida
tranquila, serena.