Aún sigo pensando
que la maldad del hombre
no puede llegar tan lejos
que convierta
un cielo de esperanza
en tinieblas de futuro.
Yo no quiero litigio ni provocación
que conduzcan al
precipicio.
Yo no quiero falsos redentores
que en nombre de su credo
siembren la muerte y la desesperación.
Yo no quiero el éxodo de los pueblos.
Yo quiero que el aire que se respire
tenga un halo de inocencia
limpio y puro
capaz sustituir las balas,
el temor y la injusticia
por un clima de amor y libertad
donde puedan convivir
todos los ciudadanos del mundo.